Y al final, ¿qué tan difícil fue ser candidato independiente?

 

Para empezar, es más sencillo fundar un partido político, así de simple.

Uno podría pensar que cualquier ciudadano tiene la posibilidad de ser presidente de la república –así lo dice la Constitución- pero, aunque por ley tenemos todo el derecho a buscar ese puesto, la triste realidad es que sólo unos cuantos pueden tener acceso “a la grande”.

Hasta hace unos años, esto sólo podía ser posible si se pertenecía a un partido político, pero ya sabemos cómo se las gastan en los partidos políticos así que la alternativa a la partidocracia es la de ser “independiente”. Un camino que se antoja mejor y más digno que el de pasar por los pantanos del partidismo, pero siendo objetivos, llegar a ser candidata o candidato independiente es un proceso que parece diseñado para desalentar al más pintado.

Así la historia de algunos como Marichuy, Margarita Zavala, Ríos Piter, El Bronco y Pedro Ferriz, entre otra larga lista de ciudadanos que, atraídos por la ilusión de ser candidatos independientes, se enfrentaron a los requisitos de un sistema que pone más trabas a este tipo de candidaturas que a la creación de un nuevo partido político. Y pues ¡Viva México!

Para ser candidato independiente la ley exige, primero que nada, que el candidato en ciernes reúna un número de firmas equivalente al 1 por ciento de la lista nominal, es decir ¡866,593 signaturas!, las cuales deben de ser recabadas en mínimo 17 entidades federativas.  Obligando así a los suspirantes a tener bases y operadores tan sólo para conseguir las firmas necesarias.

Ahora bien, ¿sabes cuántos afiliados necesitas para crear tu propio partido político? Tres mil militantes en 20 entidades o 300 militantes en 200 distritos electorales. Bajo ninguna circunstancia este número podrá ser menor al 0.26 por ciento del padrón electoral.

¡Es más fácil recabar firmas para un partido a nivel nacional que para una candidatura!

Luego sigue el tema del tiempo: los independientes tuvieron apenas 120 días para alcanzar el total de firmas, es decir 7,221 firmas al día; 300 por hora, 5 por minuto. Eso si se trabaja las 24 horas del día.

¿Cuánta gente se necesita para poder llegar a este número de firmas teniendo en cuenta que los independientes (al contrario que los partidos) carecen de financiamiento?

Sin duda alguna una tarea de magnitudes titánicas.

Pero para acabarla de fastidiar la app diseñada por el INE para recabar firmas de los independientes tuvo problemas desde el principio; era difícil de utilizar, con intermitencia en el servicio que a veces fallaban a la hora de subir datos o capturar la fotografía. Ni hablar de las empresas de Internet requeridas para establecer la conexión.

Su utilización transformó todo el proceso en algo tortuoso, complicado que muchas veces desanimó al ciudadano al que se había convencido, con mucho trabajo, de que apoyara al candidato independiente.

Toda esta problemático hizo que la gran cantidad de personas que alguna vez pensaron seriamente en lanzarse por la presidencia fueran dimitiendo poco a poco y en esta solo quedaran algunos pocos que tuvieron que nadar contra corriente.

Sin lugar a dudas que, sobre el papel, el tema de los candidatos independientes se ve muy bien, sin embargo, basta vivir el calvario de reunir los requisitos para concluir que todo el proceso está diseñado para evitar que los verdaderos independientes puedan aparecer en la boleta.

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