La evolución explica por qué las mujeres ponen los ojos en blanco

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Los psicólogos evolutivos dicen que las mujeres de todas las edades participan en este acto pasivo-agresivo de dominación.

 

En el New York Times, la psicóloga Lisa Damour teorizó que poner la mirada en blanco, ese singular y cortante gesto de desprecio, era el mejor y único recurso del adolescente oprimido frente a la total falta de autonomía. «Al poner los ojos en blanco mientras recoge los platos, la joven establece que es un ser independiente que ha optado por ceder, por ahora, ante la autoridad superior», escribe Damour, siendo los padres la «autoridad superior».

Sin embargo, las teorías evolutivas sugieren que el movimiento ocular es en realidad una estrategia fundamental que las mujeres emplean para expresar el dominio sobre otras mujeres específicamente. A diferencia de los hombres, dicen los investigadores, las mujeres manifiestan la agresión de maneras menos evidentes. Las tácticas que utilizan tienden a ser categorizadas como agresiones indirectas, una categoría que incluye comportamientos como «criticar la apariencia de un competidor, difundir rumores… y la exclusión social». También incluye, por supuesto, el incisivo acto de poner los ojos en blanco.

«Sospecho que las mujeres de todo el mundo ponen los ojos en blanco», dice la Dra. Tracy Vaillancourt, una profesora de la Universidad de Ottawa que realizó un estudio en 2013 sobre el uso de la agresión indirecta por parte de las mujeres. «Es una estrategia de agresión de bajo riesgo. Los psicólogos evolutivos piensan que las mujeres usan las estrategias agresivas de bajo riesgo por encima de las estrategias agresivas de alto riesgo porque, históricamente, las mujeres han necesitado sobrevivir para que nuestros hijos sobrevivan».

Poner los ojos en blanco puede disparar nuestra reacción de lucha o huida.

«Las mujeres generalmente no usan la agresión verbal o física», explica Vaillancourt. «Hay muchas razones diferentes para esto, pero creo que debió haber alguna presión de selección involucrada. Hay más beneficios en la agresión indirecta. Por ejemplo, puedes hostigar a tu competencia y atraer a más parejas, todo sin involucrarte en una confrontación física».

Y aunque esto puede parecer inteligente, por cada agresor hay alguien que tiene que jugar el papel del agredido; este tipo de guerra psicológica puede tener efectos alarmantes en las adolescentes. Según Vaillancourt, las mujeres y las niñas, aparentemente tan acostumbradas a luchar con subterfugios, tienen reacciones fisiológicas ante el simple movimiento de los ojos, mientras que los hombres no son tan sensibles a eso. «Poner lo ojos en blanco puede disparar nuestra reacción de lucha o huida», nos dice Vaillancourt, y agrega que «hay estudios que sugieren que la táctica de poner los ojos en blanco es las más comúnmente utilizada.

No obstante, la mirada en blanco perdura como protesta, petulancia, la forma abreviada original de decir «No te metas conmigo», y no es sólo para adolescentes. «Necesitamos hacer investigación en el campo de las personas adultas para ver si todavía ponen los ojos en blanco», bromea Vaillancourt, «pero tengo la fuerte sospecha de que lo hacen».

En otras palabras, los hombres (que no son tan esenciales en el proceso de crianza de los hijos, biológicamente hablando) pueden reaccionar a la competencia peleando y arriesgándose a morir, mientras que las mujeres históricamente han preferido señalar a otras mujeres que son la manda más mediante el uso de opciones menos arriesgadas. Se dice que esta función ha evolucionado principalmente para encontrar y mantener a una pareja. El mundo ficticio de Mean Girls no estaba tan equivocado.

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