Tres cabezas piensan más que una

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En pleno siglo XXI, existen conflictos del pensamiento en torno a los roles de género, la “promiscuidad”, la creencia y práctica de la monogamia y/o poligamia, los amores y las sexualidades disidentes, que en resumen, responden a un sistema moral de la sexualidad que hoy no tocaremos a fondo, pero es necesario percibir como el mayor obstáculo de la libertad sexual basado en los aburridos moldes heteronormativos y unitivos.

 

La industria de la pornografía (que abarcaba a finales de 2010 más de 25 millones de páginas ) y la ampliación de la cultura sexual gracias a la facilidad de navegar por el Internet, la cinematografía y los libros que ahora son más accesibles que antes, nos permiten generar dudas acerca de las experiencias que involucran a más de dos personas en un acto sexual, desde un trío esporádico hasta una orgía dionisíaca planeada durante meses.

Esta es una pequeña contribución de experiencias para tomar en cuenta antes de realizar estas prácticas sexuales. De ningún modo pretendo plantear verdades objetivas, ya que nuestro eros es radicalmente distinto. Algunos pueden preferir vivir la situación inmediata a organizarla previamente; otros disfrutarán más de desenvolverse con personas conocidas, mientras que los restantes gozarán de aventuras desconocidas.

Gran parte de las iniciativas para ejercer relaciones sexuales con más de una persona provienen de un vínculo afectivo ya formado (noviazgo, relación libre, amistad, etc.), así, quien sea el sujeto emisor de la propuesta, carga una responsabilidad mayor para que elsujeto receptor de la relación, acceda y entienda el deseo individual que podrá satisfacer.

Preguntas clave: “¿en verdad quiero hacerlo?, ¿estoy listo para ver a mi pareja haciendo tal o cual cosa con otra persona?”.

Incluso en los encuentros sexuales más espontáneos, existen normas psíquicas que establecen un cierto control en quienes los ejercen. Principalmente, la cuestión de si entre las personas existe o no una atracción suficiente para tener y permitir, por ejemplo, acción coital o sexo oral, o si simplemente se prefiere sólo una sesión de besos.

En caso de que participes con una pareja o amistad, es necesario dialogar e imaginar, aunque sea unos segundos, el escenario en el que se estará, con qué personas –en caso de conocerlas- o a qué círculo social pertenecen, pues cada una de estas cuestiones pueden modificar el temperamento sexual para bien o para mal. El deseo hacia terceras personas es multitudinario y se expresa de infinitas formas, por lo que si se piensa participar en pareja, es necesario negociar ciertos actos en los cuales no siempre hay acuerdo mutuo.
Ejemplo: el hombre puede penetrar a otra mujer pero sin recibir besos de esta, mientras que en otra pareja, la mujer puede ser penetrada sin restricciones debido a una mentalidad diferente de un hombre distinto al primero.

 

Ante la adrenalina y la pasión del momento, también debe existir una ética de respeto, para evitar malos entendidos y momentos incómodos durante la relación sexual.

 

Preguntas clave: “¿Hasta qué punto podemos hacer esto o lo otro?”, “si tú haces esto, ¿qué obtengo yo?”, “¿te agradaría que…?”.

Lo ideal siempre será una casa propia y de confianza. Aquí, los gritos, los gemidos y todo tipo de sinfonía corporal no encontrarán límites (a menos que los vecinos se quejen de ello). Su virtud radica en que no hay que pagar por el uso del espacio.

Un hotel es por obligación, la segunda mejor opción. Aunque dentro de sus políticas se habla del “no realizar ruidos ni sonidos intensos en las habitaciones”, la mayor parte de ellos son espacios rentables para todo tipo de relaciones sexuales, el único defecto es que se cobran cuotas extras por la cantidad de personas que ingresan a un mismo cuarto, que van desde los 20 hasta los 100 pesos. 

Preguntas clave: “¿Qué tal en casa de…?, ¿a partir de qué hora sería mejor hacerlo?”

Epílogo

 

Hablar de gustos y reacciones sexuales es de lo más complicado. No hay una síntesis entre la idea sexual y la sexualidad ideal, la primera basándose en una imagen mental precia, mientras que la segunda es la selección de “los mejores coitos y caricias”, como diría Facundo Cabral.

Algunos, después de distintas experiencias, podrán convertirse en adictos a la pertenencia a una sola persona o a la búsqueda etérea de parejas y encuentros sexuales, pero de lo que estamos seguros, es que la pasión del cuerpo nunca se equivocará en el momento que elija cómo y con quién ejercer la sexualidad del individuo si lo hace en base a la libertad del deseo.

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