El día de ayer, 20 de noviembre de 2014, al leer los tuits con los hashtag #20NovMex y #YaMeCanse -que aglutinaban a los participantes virtuales y reales de las manifestaciones- uno podría haber llegado a una conclusión: La revolución está por comenzar.
Los muchísimos mensajes, a veces ilegibles por la cantidad desplegada cada pocos segundos, hablaban de un levantamiento en el país que estaba por derribar el establecimiento priista para traernos una nueva era de paz y prosperidad.
En el día de la revolución, comienza otra revolución
Parecía ser el sentir general de la tuitósfera.
Muy lejos de las redes sociales, en la vida real la gente salió a caminar y a expresarse; la gran mayoría lo hizo de manera pacífica y organizada para dar un mensaje claro al gobierno: Ya estamos cansados.
Las manifestaciones no fueron violentas (con pequeñas pero muy difundidas excepciones) y en ningún momento el gobierno ha estado cerca de derrumbarse o darse por vencido.
No hubo revolución, tan sólo un muy justo reclamo.
¿Por qué hay tanta diferencia entre la realidad y la realidad de los activistas en Twitter?
Por alguna razón es Twitter la red social por excelencia para los activistas. Puede que su combinación de ser oportuna, abierta a todo el público y capaz de aglutinar causas e intereses de manera sencilla la ha hecho la favorita de activistas de todo tipo.
Sin embargo desde hace ya unos años ha quedado muy claro que en México, los tuiteros son MUY escandalosos pero pocos en comparación del grueso de la población.
¿Crees tu que la red social pueda ser determinante para un verdadero cambio en el país?