No es ninguna noticia decir que en las calles de nuestra ciudad se vive un estrés muy especial.
Cada automovilista sale por las mañanas para sumergirse en un tráfico salvaje e inclemente en el que -por supuesto- las posibilidades de conflicto son siempre latentes.
El tráfico, las vialidades en pésimo estado, la carencia de sitios para estacionarse y la prácticamente nula educación vial, hacen del hecho de manejar una aventura conflictiva y de alto riesgo.
Todos tenemos una historia escalofriante en la que vivimos algún tipo de violencia -ya sea verbal o física- a bordo de nuestro auto. En mi caso particular acabo de vivir la experiencia de un individuo que se dio por ofendido luego de que me coloqué frente a su auto (juro que nunca me le “cerre”, todo fue de forma normal).
Este individuo comenzó a perseguirme, me cerró el paso para bajarse y retarme a los golpes. Luego de que pude esquivarlo, trató de nuevo de alcanzarme. Como circulábamos a baja velocidad debido al tráfico, consiguió emparejarse con mi auto y comenzó a arrojar cosas: una botella de yogurt, una manzana y hasta un tupperware.
¡El tipo me arrojó su lunch del día por el puro coraje!
Es por eso que llama la atención de forma muy poderosa el hecho de que el diputado panista Jorge Luis Preciado sugiera siquiera que podría permitirse a automovilistas y comerciantes portar armas para defenderse del rampante crimen en la Ciudad de México.
Estoy de acuerdo que el tema de la seguridad es muy delicado, sin embargo ¿tanto como para comenzar a circular por las calles como si fuera el viejo oeste?
¿Qué tal si aquel individuo que me lanzó su comida hubiera tenido un “arma para defenderse”?
Seguramente ya no estaría yo escribiendo estas líneas ya que -en un arranque de “road rage”- ese tipo hubiera sido capaz de darme un par de tiros por un simple conflicto vial.
La profesión de taxista o chofer de transporte público se transformaría en trabajo de alto riesgo y los duelos al estilo de las películas de vaqueros los veríamos casi en cada esquina.
Creo sinceramente que esta propuesta es un auténtico sinsentido.
Ya vivimos en una ciudad sumamente violenta y conflictiva. ¿Queremos incrementar aún más ese factor?
No olvidemos que los sospechosos de ser rateros armados también podrían argumentar que sus pistolas “las traen para defenderse”.