Luego del fuerte movimiento telúrico que sacó de sus camas a muchos chilangos (a los que no, fue porque se encontraban disfrutando del ya tradicional juebebes), empezaron a aparecer los clásicos memes en los que destacaban las imágenes de bolillos o teleras.
“Pan para el susto” es una frase/recomendación muy mexicana que va de la mano con aquello de que “con los sustos me puede dar diabetis” (si, con “i”) o lo de “no comas aguacate luego de un buen coraje” o esa gran joya que dice “si bebo pan con refresco me salen lombrices”.
¿De dónde viene ese pedazo de leyenda disfrazado de “sabiduría popular”?
Como soy un ser de espíritu curioso e indomable me di a la tarea de buscar la base científica de utilizar virotes para paliar un susto en el omnisapiente Google y he de decirlo… estoy decepcionado.
No hay sustento real y documentado para aseverar que los carbohidratos que el pan aporta sirvan de algo para “curar” un susto.
Tal vez todo se cosa de distraernos. Los mexicanos somos tragones por naturaleza por lo que no sería raro que la mayoría de nosotros entremos en un proceso al mejor estilo de Homero Simpson:
1.- ¡Qué susto, qué miedo!
2.- ¿Qué es esto? ¿Un pan?
3.- (Dicho con tono de placer) ¡Comida!
4.- El placer de mover la mandíbula nos hace olvidarnos hasta del Juicio Final.
La conclusión entonces es que, si comemos, nos olvidamos de cualquier cosa que pueda estar frente a nosotros y amenace nuestra integridad física.
Entonces la primera parte de esta recomendación podría mejorarse: ¿un susto? En vez de un bolillo, pues mejor una torta de pierna con quesillo y jamón.
O mejor, una docena de tacos al pastor o de suadero (con todo)… el caso es utilizar la muy primordial, pero muy placentera función de comer y olvidarnos de las desgracias.
¿No crees?