La investigadora mexicana Berenice Domínguez Cruz, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) de México, desarrolló un olfato electrónico, también conocido como «nariz electrónica», para la evaluación de diabetes mellitus mediante el aliento, informó hoy el Conacyt, en un comunicado.
La herramienta busca imitar el funcionamiento del sistema olfativo de una persona en el cual, al igual que en la nariz humana, participan varios sensores que reaccionan a moléculas específicas y generan señales que son transformadas en información en el cerebro.
Los sensores están elaborados a base de polímeros y, una vez que las sustancias se impregnan en estos, la información se envía a una unidad de interpretación, donde se miden sus concentraciones, de acuerdo con Domínguez Cruz.
Según cifras de la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), de 2016, en México 12 millones de personas viven con diabetes, de las cuales solo 4,5 millones están diagnosticadas.
«Los sensores desarrollados en el proyecto tendrán la capacidad de medir acetona, acetoacetato y betahidroxibutirato, tres marcadores que pueden ser encontrados en una concentración más alta de lo normal en el aliento de las personas que padecen diabetes mellitus», explicó.
La ventaja principal de este dispositivo, abundó la investigadora, es que se trata de un sistema de monitoreo no invasivo, entonces las personas pueden prescindir de los métodos que requieren de la extracción de una muestra de sangre.
Asimismo, la doctora afirmó que aunque no existe todavía un consenso sobre los niveles máximos de estos tres marcadores en el aliento de las personas diabéticas, una concentración aumentada de estas sustancias sí se considera una señal de alarma, por lo que es recomendable monitorear el organismo.
Hasta el momento, agregó la científica, el proyecto cuenta con el desarrollo de prototipos de los sensores que se instalarán dentro de la nariz electrónica.
Esta línea de investigación se inició en el Grupo de Polímeros del Centro de Investigación en Materiales Avanzados (Cimav) y, posteriormente, dio lugar a un proyecto grupal de Cátedras Conacyt, dentro del cual labora la investigadora.
Con información de La Jornada