La campaña contra la violencia machista cotidiana que pone el foco en los hombres

La Fundación Avon de Argentina recrea tres situaciones representativas del acoso callejero, la violencia doméstica y digital

Chico joven sale de fiesta, conoce a una chica guapa, se acuesta con ella y entre broma y broma le hace una foto desnuda para lugar compartirla con los amigos. Esta situación es más común de lo que la sociedad se cree, pero no por ello deja de ser una forma más de violencia machista. Ese chico ha compartido un momento íntimo con una chica sin su consentimiento y esa fotografía (o vídeo) puede llegar a cualquiera gracias a las redes sociales.

La Fundación Avon de Argentina ha utilizado esa situación cotidiana para lanzar una campaña contra el acoso que sufren las mujeres a diario. Presenta una novedad importante que la diferencia del resto de anuncios que se han hecho en los últimos tiempos: ahora no se pone el foco en mostrar cómo debe actuar la mujer para combatir esto, sino que apunta directamente a ellos.

Tres spots que recrean situaciones que se ven en el día a día

La campaña completa consiste en tres spots publicitarios que recrean situaciones representativas del acoso callejero, la violencia doméstica y la violencia digital. Junto a Avon han colaborado el Instituto Nacional de las Mujeres de Argentina, La Casa del Encuentro y Naciones Unidas. En pocos días los anuncios han cruzado el charco al viralizarse.

La temática es prácticamente la misma en los tres anuncios. Siempre son dos hombres los protagonistas: uno es el acosador o maltratador y el otro es el que le hace ver que su actitud y sus acciones son deleznables. El ‘malo’ trata de restarle importancia a sus gestos, como si fueran en broma o sin querer, pero el ‘bueno’ le responde con argumentos para que se de cuenta de que debe cambiar. “Cambia el trato” es el hashtag que tienen los tres en común.

Violencia digital

Este quizá sea el spot con el que más identificados se sientan los jóvenes. Recrea una situación como la mencionada al principio de estas líneas. ‘El malo’, Juan, se muestra orgulloso cuando su amigo Pedro le dice que le ha llegado una foto de su ligue desnuda a través de terceros. Cree que si circula tanto es porque “está buenísima” y le resta importancia diciendo que es “solo una foto”.

El amigo trata de hacerle ver cómo le ha podido perjudicar esa simple acción a la mujer. “La chica está una noche con un hombre y el imbécil la expone, sin su consentimiento, en bolas a todo el mundo. No está bien (…) Era un momento vuestro, íntimo, y lo vimos todos nosotros. No es la manera de tratar a una mujer. Es humillante”, le recrimina. El spot termina con los dos dirigiéndose a cámara y enfatizando que si un amigo pasa fotos así hay que frenarlo y nunca compartir ese material para que la cadena no vaya a más.

Acoso callejero

Esta escena terriblemente sigue siendo muy cotidiana hoy en día. Un joven haciéndose el chulo ante un amigo al ver pasar a una chica atractiva por la calle. “Estás para secuestro. ¿Sabes todo lo que te haría?” empieza a decir el motero. Cuando el amigo trata de frenarlo se excusa diciendo que como lleva una falda corta significa que le gusta que le digan cosas de ese estilo.

El ‘bueno’ de la historia le hace ver que no está bien intimidar así a las mujeres por la calle y que tengan que salir con miedo. “La estás traumatizando. Es violento lo que estás haciendo. No entiendo que te divierta que se asuste. La estás acosando. ¿Eres un animal que no te puedes controlar”, le pregunta para que entre en razón.

Violencia doméstica

Padre e hijo conversan en el sofá de casa mientras miran un partido de fútbol. El joven se envalentona para decirle a su progenitor que maltrata a su madre aunque no quiera darse cuenta. “La maltratas, la ninguneas, le controlas todo, lo que tarda, lo que gasta, si se arregla… le dices cosas horribles, la tratas de ignorante, la dejas en ridículo delante de todos (…) ¿sabes qué es eso? Maltrato, violencia”, le espeta.

De nuevo se repite la situación del ‘malo’ de negar que sea para tanto y afirma querer a su esposa, pero el hijo se muestra tajante: “si tanto la quieres, trátala con respeto, con amor y con cariño”. El mal querer, como diría Rosalía, no es querer. El hijo termina explicando a cámara que es mentira que este tipo de violencia verbal no mate: “mata igual, mata la alegría, las ganas de vivir, la confianza y la libertad”.

Con información de La Vanguardia

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