Según información del SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence) uno de sus radiotelescopios captó una potente señal proveniente de la estrella HD 164595, una estrella similar al sol, en la constelación de Hércules, localizada a una distancia de 95 años luz de la Tierra.
Ante este hecho, muchos han empezado a pensar en la posibilidad de un posible «intento de comunicación» de vida extraterrestre.
Sin embargo, especialistas han referido que es temprano para asegurarlo.
La detección, llevada a cabo con el radiotelescopio ruso Ratan-600, en la localidad de Zelenchukskaya, en el Cáucaso, se produjo hace ya más de un año, el 15 de mayo de 2015, aunque no se había desvelado hasta ahora. La señal tiene una longitud de onda de 2,7 centímetros y es, según sus descubridores, demasiado fuerte para ser atribuida a causas naturales.
Con base en la potencia de onda, se podría tratar de una civilización Tipo II en la escala de Kardashov (la cual mide la capacidad para aprovechar la energía de su estrella cercana).
De acuerdo a esta escala de medición, a la especie humana le tardará cerca de 100 y 200 años llegar sólo al Tipo I.
Mientras tanto, el equipo comandado por el italiano Claudio Maccone seguirá con el estudio cercano y minucioso hacia esta latitud, por si sus habitantes emiten mensajes más claros o para averiguar si se trató de solo un truco más de la imaginación del hombre.
Otros científicos tienen una interpretación escéptica al respecto, y califican como improbable que esta señal sea de origen extraterrestre.
Los científicos recogen pulsos de radio como estos todo el tiempo, pero rara vez se repiten (una condición importante para la verificación), y a menudo son producidos por un fenómeno de origen natural, tales como erupciones solares, microlentes de un objeto de fondo, un centro galáctico activo o incluso un satélite que pasa cerca.