Además de ver el cuadro original, literalmente será recreada la habitación de Van Gogh en Bellas Artes. En la Sala Nacional del museo del Palacio experimentarás por un momento qué se siente estar dentro de una de las obras más bellas e importantes del impresionismo.
Desde ya podemos anticipar que la materialización de esta famosa pintura será el fondo más usado en las selfies que verás en redes sociales por estos días y todo gracias a esta nueva exposición para la que se consiguieron préstamos de museos como El Prado, el Chicago Art Institute, la National Gallery de Londres y del Museo de Orsay entre otros, por lo que… sí, pueden imaginar el calibre de las obras.
Tendremos en la Sala Nacional La deposición de Cristo (1550), de Tintoretto; Martirio di Santa Giustina(1570-1575), de Veronese; Cabeza de Cristo (ca. 1600) de El Greco; Interior de un harem en Oran (ca. 1847), de Delacroix; Retrato de hombre en armadura (ca. 1530) de Tiziano; Isabella Brandt 1599-1641, de Rubens; Retrato del rey Charles Louis, (ca. 1637) de Antoon Van Dyck.
Además de las joyas de casa, como los Villalpando o los Zubarán, entre alrededor de 100 obras donde las varias tonalidades del rojo mexicano son las protagonistas.
Antecedentes prehispánicos
Un insecto producido por el nopal, del que los aztecas extraían ácido de un rojo intenso para pintar las plumas de sus penachos, se convertiría en símbolo de poder de reyes y delirio de los artistas en la Europa del siglo XVI. El intenso carmesí de la grana cochinilla era un tono nunca antes visto en el viejo continente, así que se volvió un color codiciado y el segundo producto, después de la plata, más importado a Europa.
Dicen que fue Tintoretto quien usó por primera vez la grana en un cuadro, ese color de sangre que sólo lo usaban los tintoreros para teñir las ropas de la nobleza fue llevado por el pintor italiano al arte, matiz que llegaría a los cuadros de Renoir, Matisse y Van Gogh, no sin antes pasar por Rubens, Van Dyck o El Greco.
Un producto mexicano que, incluso, llegó hasta Asia, y que se puede apreciar en los ukiyo-e (pinturas del mundo flotante) o estampas japonesas. El Museo del Palacio de Bellas Artes quiere revalorar la tradición prehispánica de la grana cochinilla, resaltando el simbolismo pictórico de la también llamada «sangre de nopal» y, para darle su justa importancia, Georges Roque, el curador (especialista en teoría del color), nos contó que esta muestra se lleva cocinando casi tres años y este fuego lento –como todo manjar– anuncia un buen banquete.
Una ardua labor traer tizianos, van goghs o turners
Coleccionista de estampas japonesas y admirador de Rubens y de Anthony Van Dyck, el también artista holandés indagó de dónde provenía ese rojo intenso que predominaba en sus cuadros y estampas; así dio con la grana cochinilla.
Fue en el puerto de Amberes donde los comerciantes llegaban con los productos de América para su venta y donde Van Gogh la adquirió por primera vez. En esta exposición podemos apreciarla en una de sus obras más icónicas, La habitación de Van Gogh en Arles (1888), y ahora recrearán la habitación de Van Gogh en Bellas Artes.